Al abuelo ya no hay quien le time en Badajoz

Manuela Mansilla Álvarez tiene la lección bien aprendida. Por dos veces ha recibido en su casa la visita de un falso instalador de gas: la primera vez se presentó a las 3 de la tarde y le dio largas con la excusa de que era la hora de comer; la segunda, lo atendió su marido y tampoco lo dejó entrar porque pocas semanas antes habían ido el instalador oficial.