Los ancianos de un callejón del Gurugú sortean baches y hoyos para moverse en Badajoz

En la calle Juan Vázquez Morcillo hay ocho alcantarillas. Una cada diez pasos. La escueta callejuela no tiene salida pero recoge parte de la escorrentía que arrastra la lluvia desde las antiguas vaquerías. Un vaso comunicante que conecta el campo con la ciudad que se convierte en un río cuando llueve porque las alcantarillas llevan años cegadas de tierra.