«A veces la creación es solo un accidente» en Sin categoría

En la tranquilidad del barrio de Mejostilla, Luis Rosado (Cáceres, 1956) tiene su hogar y su centro de creación, todo en uno, como para no perder la conexión entre su faceta como artística y como persona. No hay muros ni diques. Allí, en el patio de un adosado, muestra su herramienta fundamental de trabajo, el tórculo, con la que da forma a sus grabados, uno de los formatos que más alegría le han dado a este autor, al que le definen también otras cosas: su trabajo como Policía Local y que durante ocho años elaboró el dragón de San Jorge. También era su seña de identidad una larga barba que se ha quitado porque, según confiesa, no le gustaba a su madre.