El extraño jueves nipón y una diva que no lo era en Sin categoría

Probablemente esta sea la primavera más deseada de los últimos tiempos. Con los abrigos con bolas de tanto uso, los paraguas exhaustos y la sensación de humedad y tristeza pegada al lomo, confiamos, un poco machadianamente, que la primavera obre el milagro, nuevamente, y nos anime el alma. Está siendo un abril funesto, con obituarios de postín, de esos que dejan cierto vacío aunque no conozcamos personalmente a los finados pero formen, de una manera o de otra, parte de nuestra vida.