La revolución en Cáceres de conservar la alegría en Sin categoría

S iempre pensó que su risa era el mejor alimento para el espíritu. Sus carcajadas eran comestibles. Maná del cielo. Sus ojos, enormes y rodeados de pestañas infinitas, se reducían a una línea fruncida y lejana. Su boca, eterno manantial de deseo, se expandía y se hacía grande, inmensa, inabarcable. Pero lo mejor era el movimiento de su cuerpo al reír. Como una cometa al viento, temblorosa pero firme. Siempre segura. Era algo digno de verse. Digno de admirarse. En aquellos instantes la amaba más que nunca. De una manera que, ni tan siquiera, hubiera creído posible. Siempre pensó que su risa era como un café recién hecho tras una noche de fiesta. De resaca. Como un gran baño de agua fría, helada, en el desierto. La parada en el camino. El abrigo en las noches de invierno. Un abrazo en los momentos de infinita soledad. Era su risa, sólo ella, la que calmaba su inquietud en los días malos. La que le hacía pensar que los sueños que parecían haber quedado atrás podrían recuperarse y volver a convertirse en la meta anhelada...» Así comienza un relato corto de Mar Arías Couce, periodista cacereña que desde Lanzarote, en las Islas Canarias, mantiene un blog literario de recomendable lectura, que se encuentra en www.retazosdemar.es. El relato se titula 'Su risa'.