Las aseguradoras quieren un acuerdo y los arquitectos contactan con los afectados en Sin categoría

Enrique acude a casa de su hija y le da ánimos. No ha sufrido daños su vivienda, está en la otra parte del bloque afectado, pero no acaba de superar el trago. «Me duele por ellos, por mis vecinos, por los que se han tenido que ir de sus casas con lo puesto. Le ha podido pasar a cualquiera de nosotros». El relato de María Moreno es sencillo y duro, directo y claro. Muy sentido. Es uno más. Las caras largas del primer momento van quedando atrás. Ha pasado lo peor, pero muchos aún tienen miedo.