Los barrios aislados por el tren en Sin categoría

Aurora Sánchez vive desde hace siete meses en el Junquillo. Comparte con Adenuel, su marido, su hijo Adenauer y su nieto Daniel, de siete años, un coqueto piso de los que levantó Urvipexsa con el Plan 60.000. Presume de una vivienda propia que paga con esfuerzo y un barrio más o menos tranquilo. Más o menos solo porque el tren, reconoce Aurora, «es un problema». La vía se encuentra a la puerta de sus casas y eso provoca un estrangulamiento en la urbanización que los diseñadores de este PIR (Proyecto de Interés Regional) que diseñó en su día la Junta de Extremadura ni siquiera se plantearon. El aislamiento está garantizado. Pero no es un caso único.